domingo, 9 de agosto de 2009

Un encuentro inesperado

Antes de cambiarnos de hospital, estuvimos asistiendo a Seibo Catholic Hospital, un hospital de muy buena reputación y que se caracteriza por tener un alto número de nacimientos. También es conocido por la importancia que se le da al parto natural, la ausencia de epidural y la lactancia materna. En la semana 21 de embarazo, asistí a mi primera clase de psicoprofilaxis y nos sentamos en grupo, grupo de 6 a 7 personas, nos presentamos y ahí conocí a dos señoras especiales, una de ellas se atendía con la misma gineco-obstetra que yo, y pudimos comparar que a diferencia de las demás, sólo a nosotras se nos prohibía de todo, no dulces, no jugos, no frituras, no galletas, nada de nada, sólo pura comida saludable y rica en proteínas, algo muy difícil pero bueno para nosotras, las mamis y nuestros bebés. La otra persona, era la señora Wada, ella llevaba la pancita más grande y en el mes de julio daría a luz, esperaba un hermoso varoncito, estaba muy feliz y se le notaba. Luego de una extensa charla nos pidieron que dijéramos lo que sentíamos después de la charla. Una serie de ideas fluyó en la sala, sentimientos de angustia, felicidad, nerviosismo, etc. ¿Qué es lo que dije yo?...sólo dije que quería que el tiempo pasará lento porque veía que mi embarazo estaba pasando muy pronto y no quería separarme de mi bebé tan pronto, quería tenerla dentro de mi por mucho más tiempo... la persona sentada al lado mío era la señora Wada y ella asintió con lo que yo había dicho, dijo que quería disfrutar más y más de su bebé y que le daba penita que ya se separaran. Cuando llegué a casa le conté a Fer acerca de mi clase y ambos recordamos a la señora Wada por la coincidencia que habíamos tenido.
Después de esa clase nos cambiamos de hospital y no volví a ver a la señora Wada, hasta hace 2 semanas, mientras esperaba mi turno para ser atendida, vi llegar a la señora Wada con su esposo, al principio ella no me reconoció, quizás por los últimos cambios que mi cuerpo ha experimentado, pero después de unos segundos, me vio y me dijo YRMA san??...le dije si, nuestros esposos un poco sorprendidos, acto seguido, nos presentamos los cuatro. Ella y yo habíamos sido transferidas de hospital, el bebé de la señora Wada se encontraba en una posición muy difícil y tenía que hacérsele una cesárea programada. Le conté sobre Mia, se sorprendieron y por nuestras mejillas lágrimas rodaron, ambas estábamos pasando por lo mismo, ambas amábamos tanto a nuestros bebés y estábamos angustiadas, no nos dijimos mucho pero sabíamos que sentíamos. Antes de que entrara a su cita, me entregó una pequeña notita, en ella me decía que ella, nosotros tres, ella, su esposo y su bebé, todos pediríamos por Mia, por su parte, ella también sería muy fuerte por su bebé. Yo también he pedido y pido por su bebé, espero poder verla algún día y esta vez encontrarlo los seis.
 

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