sábado, 13 de febrero de 2010

EN LA SALA DE ESPERA

Al volver al cuarto piso, en la sala de espera, sólo recuerdo que todo el ambiente era verde, pues todos los pisos se caracterizan por ser de un color diferente, nuestra espera no fue larga, así lo siento yo: fue breve, la mañana y media tarde pasaron rápidamente gracias a la señora Sugiyama y sus hermanas. Ellas estuvieron haciendo grullas con nosotros, nos entretenían contándonos sobre sus vidas, el nacimiento de cada una de ellas, entre otras cosas. Por momentos, observaba a Fer y él estaba viendo fijamente el reloj, aquel reloj que estratégicamente se había ubicado frente a él, por otros momentos se quedaba sumido en un silencio absoluto que yo interrumpía porque lo consideraba necesario, y viceversa. Mi mamá me frotaba el hombro y me decía que todo estaría bien cada hora que pasaba, yo asentía, quizás debí decirle lo mismo y tranquilizarla también, pero ella se mostró como una persona muy serena y tranquila, lo cual me fortaleció muchísimo, verla tan tranquila y optimista por fuera sirvió para fortalecernos a nosotros por dentro, especialmente a mi. Mi Fer también estuvo calmado en la medida de lo posible, pero lo vuelvo a repetir, sólo él sabe lo que sintió. Yo, reí por no llorar, reí y reí, sonreí, Fer me dijo que me había comido un payaso, pues no era un payaso, era un pataclown, sólo hacía mímicas, realmente estaba sumergida en una parálisis sentimental, quería gritar lo que sentía, era mi pequeñita, mi princesita la que estaba peleando su batalla, pero no había nada que hacer estaba preparada y yo lo sabía, pues era MIA.

Estuvimos muy sobresaltados desde siempre, nuestros corazones palpitaban rápidamente cada vez que aparecían doctores o enfermeras, sin embargo nadie nos dirigió mirada o palabra alguna. Dieron la una y nadie apareció, las dos y nada, dos y media tampoco. Sonó el teléfono en la sala y Fer corrió pero cuando llegó ya habían colgado, él sabía que era para nosotros. A los minutos, una enfermera se acercó y nos dijo que el doctor quería hablar con nosotros, nos dirigió a la sala de entrevista y nos dijo que esperáramos a que saliera el doctor, quizás demoraría un poco, pues acababa de terminar. De nuevo, estábamos esperando la salida del doctor, Fer y yo nos mirábamos y hablábamos no sé de que, pero creo que especulábamos sobre lo que nos diría.

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